miércoles, 22 de agosto de 2012

Maracaibo criminal


Hoy hablaba con unos amigos de aquí de Caracas sobre las diferencias entre Caracas y Maracaibo, y entre las muchas risas que nos causaba la imitación que uno de ellos hacía sobre unos gangsters maracuchos, caímos en el inevitable tema de la inseguridad. Es curiosa la diferencia entre los crímenes que se cometen en Caracas y los de Maracaibo: mientras acá la norma es el atraco y los enfrentamientos entre bandas, en Maracaibo el crimen es más organizado y es más visceral, por así decirlo. En un post reciente hablaba sobre los malandros de por mi casa, pero creo que no les conté a qué se dedican mientras no atracan a los visitantes no-vecinos del sector: se dedican a clonar tarjetas de crédito, es decir, son tarjeteros. Esta modalidad ha tenido mucho auge en el crimen organizado zuliano de los últimos años, además de la mega industria del secuestro y extorsión, solo que a estos dos últimos se dedican personas con perfiles más altos que unos simples malandritos de Veritas. Sin embargo, no venía a hablar del crimen organizado, sino de ese otro crimen tan recurrente en Maracaibo, el crimen visceral.


Lo llamo crimen visceral porque ya no sé si sea pasional, no sé realmente qué te puede llevar a matar a una persona a machetazos. Eso justamente me comentaba mi amigo, que ese tipo de crimen no se ve en Caracas ni en el resto del país, que esas son vainas de Maracaibo, esos crímenes horrorosos. La verdad no he escuchado de ese tipo de asesinato en otros sitios del país, y me parece curioso que ocurra tanto en el Zulia. La gran pregunta es ¿por qué? La verdad no tengo la respuesta, pero sería algo digno de estudio, creo yo. Mi amigo también me habló de esos crímenes horribles que llegan a la prensa nacional con titulares como “Joven mata a su madre con un taladro” y la reseña empezaría con algo como “Jesús Morales, de 19 años de edad, asesinó a su madre al pedirle que le bajara el volumen de la música de rock pesado que estaba escuchando. El joven ante la insistencia de su madre se alteró y luego de someterla le perforó la cabeza en forma de cruz con el taladro y con la sangre de su progenitora dibujó un pentagrama satánico donde colocó el cadáver, presuntamente para llevar a cabo un rito. Vecinos dicen que pertenecía a una secta satánica...” etcétera. Además de la redacción paupérrima que pretende resaltar la relación entre el “rock pesado” y el satanismo que siempre ha asumido la mayoría de imbéciles que conforman nuestra incólume sociedad, también me parece algo lleno de morbo, y no quito que el crimen de hecho sea horroroso, pero no lo hacen solo para relatar el crimen, sino para sugerir que los rockeros somos satánicos y matricidas. Apartando esto, lo que en realidad me sorprende es que mi amigo me dice que esos crímenes también sean algo que ocurre casi siempre en Maracaibo, que en el resto del país no son tan recurrentes.

Entonces, ¿será que en ese sentir zuliano viene incluida esa violencia morbosa y horrible que sin querer ha hecho famoso a nuestro estado? No sé, pero la verdad es que por encima de todo el horror que puedan causar estas noticias, me parece muy curiosa esa relación que tan espontáneamente hizo mi amigo entre dos cervezas. La violencia ya no solo es parte de nuestro día a día, parece ser que ahora también es parte de la idiosincrasia de cada región del país. ¡Llévatelo!

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