Ahorita estaba escuchando a La
Lupe, también conocida como La Yi-yi-yi, para los no entendidos es una cantante
cubana que se hizo muy famosa en Nueva York, cantaba salsa, boleros, son y
otros ritmos caribeños. Era muy amiga de Tito Puente, con quien tiene varios
discos. Este material es muy difícil de conseguir en internet, pero he tenido
suerte. La Lupe tenía una voz muy potente, algo ronca, y sus canciones por lo
general son sobre el desamor. Justo estaba oyendo la canción que abre el disco The best of La Lupe, llamada La Tirana, y me hizo recordar algo que
prometí contarles hace unas entradas.
Tan bellos mis amigos, hasta un meme me hicieron. |
Mis amigos dicen que le arruiné
la vida a un ex, la verdad yo no lo había visto de ese modo, de todas formas
contaré un poco de esa historia y al final ustedes me dirán si se la arruiné o
no. Durante un tiempo, hace como tres años, se volvió una conversación
recurrente entre mis amigas lo tontos que podían ser los estudiantes de
Administración de la URBE (Universidad Rafael Belloso Chacín), una de las
universidades privadas más populares del estado. Yo me imaginaba que sí, pues
hasta el momento no había conocido a alguna persona seria que estudiara esa
carrera en esa universidad. Les explico: la URBE es como un kinder, con reglas de
vestimenta absurdas e incluso con un timbre que señala los recesos, se supone
que es muy segura y los padres por lo
general inscriben allí a sus hijos para que no tengan que ir a morirse en LUZ,
mi alma mater. Algunos de estos
jóvenes no saben qué estudiar y la verdad no les importa mucho, pero han oído
tanto que sin un título no son nadie, que deciden estudiar algo, y no sé en qué
momento Administración de Empresas se volvió el comodín para los que no saben
qué estudiar, y esto lo digo porque ellos mismos me lo han dicho, sin importar
la institución de donde vengan. Piensen, ¿alguna vez han conocido a un
estudiante o Administrador que les diga que siempre quiso estudiar eso, que su
carrera lo apasiona? Por lo general dicen “todo en esta vida es dinero, mi
trabajo es con dinero, así que siempre tendré trabajo”. Por favor, si algún
administrador lee esto y puede refutarme hágalo, quiero pensar que tiene que
haber alguien que no caiga en ese cliché.
Pero bueno, la historia es la
siguiente: de tanto escuchar que los estudiantes de Administración de la URBE
son tontos, quise hacer un experimento. Luego de uno o dos meses de búsqueda, logré
conocer por internet a uno de ellos, pero no era muy común ya que hacía karate,
practicaba el mahikari con muchísimo fervor –lo que siempre me ha parecido una
locura- por lo que era un poquito budista y podía pasar mucho tiempo hablando
con él hablando de libros, aunque no tuviéramos los mismos gustos, pues a él le
gustaba más la ciencia ficción que la literatura que a mí me gustaba. Lo más
genial era que le encantaba la ópera, imagínense todo lo que podíamos hablar de
eso. Había logrado mi cometido, conocer a un estudiante de Administración de la
URBE que al menos tonto no me había parecido, era considerablemente atractivo y
un poco sifrinito, luego el reto ascendió, debía salir con él. Esto no fue muy
difícil, lo que también quebró otro mito: una loca como yo sí se puede levantar
a un sifrinito de la URBE, y eso es lo más raro que he hecho hasta ahora.
Salimos por un tiempo pero nunca
me terminó de convencer, me parecía que allí había gato encerrado, todo era
como demasiado chévere. Las cosas se empezaron a poner aburridas y los temas de
conversación se fueron agotando, hasta que un día se lo comenté y me dijo que
en realidad había fingido muchas cosas para llamar mi atención, como su gusto
por algunas cosas y su supuesta avidez lectora. En realidad lo que me dio fue
risa y llegamos a una discusión que terminó con una sarta de insultos
infantiles que él me dijo a mí y que por respeto a ustedes y a su sentido común
no voy a reproducir acá. Lo cierto es que me tranquilizó saber que no había
conocido a ningún prodigio de Administración de URBE y que podía seguir
perdiendo mi esperanza en el mundo tranquilamente.
¿Por qué dicen que le arruiné la
vida? Porque un día me dijo que estaba aburrido de su carrera y que aún le
faltaban dos o tres años, que sentía que ya había aprendido lo suficiente. Le
sugerí que se cambiara al Cunibe, donde podría equivaler sus estudios, graduarse
rápido como TSU y conseguir trabajo de una vez, que era lo que él quería.
Tiempo después de terminar con él, mi hermana lo veía saliendo con regularidad del
Cunibe, es decir, me hizo caso. Mis amigos dicen que le arruiné la vida porque
lo hice cambiarse de una licenciatura a un TSU, que le arruiné su futuro. Yo
digo que no es mi culpa que él sea tan tonto, ¿quién haría algo así si no es
una persona muy tonta? Si además de tratar de engañar a un estudiante de
Letras, también le haces caso, no eres muy astuto que digamos, querido amigo.
Yo digo que no lo arruiné nada, pero igual me parece una historia divertida,
algo cruel, pero divertida. Al fin y al cabo no todo terminó mal, pues una
amiga de mi mamá lo vio trabajando como cajero en un banco al poco tiempo.
Todos conseguimos lo que quisimos: él, un trabajo; yo, comprobar que me puedo
levantar a un sifrino buenmozo y tonto sin tener que usar uñas postizas ni
tacones ni cabello alisado ni ropa a la moda. Otra feliz historia de amor en
Maracaibo.
Eres mi heroína (o héroa, como prefieras)
ResponderEliminarVertale, qué mal, jajajajaja. Pero gracias, me alegra inspirar a las personas, aunque hubiera querido que fuera por otra razón... Bah, a quién engaño, en realidad me encanta esa razón. Gracias por las flores, camarada.
Eliminar